Desde los comienzos del siglo XVIII hasta la actualidad, hemos podido observar que cuando existe algún régimen absolutista liderado por un monarca, cuando se limitan los derechos de ciertos sectores de la población o cuando presenciamos una serie de violaciones de derechos humanos, el pueblo no se calla, ocurre todo lo contrario: todos y todas alzamos nuestras voces, pues pedimos a gritos se genere un cambio.
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